El cineasta chileno Patricio Guzmán, afincado desde hace años en Francia, explora los miedos y la identidad de la sociedad chilena de hoy en un nuevo documental que lanzará próximamente y titulará «Nostalgia de la luz».
Patricio Guzman sobre el documental «Nostalgia de la luz»
«Quiero mostrar la identidad de ese país hoy. Quiero saber qué es, en qué situación está la juventud sobre todo, qué pasa con el tema de la memoria».
«Hay mucha pobreza, mucha desigualdad, pero no desconozco que ha habido gran progreso también», admitió el autor de «Salvador Allende» (2004), «El caso Pinochet» (2001) y «La memoria obstinada» (1997), entre otros documentales.
Para Guzmán, en general «hay déficit de la democracia que hay que corregir» que él atribuye a «una desconexión enorme entre la superestructura y lo que ocurre (en las capas sociales más bajas)» de las sociedades.
«Mientras la democracia no se revitalice, no baje a la calle, creo que se corre el riesgo de que el populismo gane», abundó Guzmán, quien pone de ejemplo de cierta indiferencia lo que ocurre en su Chile natal.
«Hay una participación que va en aumento, pero no es ni remotamente como en la época de antes del golpe de estado (1973), cuando la política era una pasión que involucraba a todas las esferas de la vida», admite.
Buena parte de ese escepticismo cree que en el caso de Chile, deriva del régimen que encabezó el dictador Augusto Pinochet, de que no haya sido juzgado y de que haya todavía torturadores en la calle.
«Ya se sabe que Pinochet es un escombro político, un anciano que no significa nada, pero es un símbolo y en tanto símbolo había que haberlo juzgado, eso es muy importante. Los símbolos en un país valen mucho», sostuvo Guzmán.
Algunas de las opiniones que ha recabado para «Nostalgia de la luz» apuntan a que en el Chile de hoy sigue vivo el miedo en muy diversas formas, «al futuro, a perder el empleo, a la jubilación, a los inmigrantes, a la policía, a la delincuencia, al pasado, unos de otros», algo que considera «una inercia de la dictadura».
Reconoce que quiere conocer de cerca qué piensan, sueñan y sienten los jóvenes chilenos, pero también los más mayores que viven aislados de la sociedad.
«Están llenos de memoria pero nadie les considera. Hay mucha gente que vive en el exilio aun cuando vive en Chile, que viven en una realidad que no se corresponde con lo que a ellos les gustaría que fuese», añade.
Guzmán es un convencido de la importancia que tiene el género documental en el cine de hoy, pero lamenta que los grandes empresarios de la distribución lo hayan dejado de lado.
«Es cierto que gracias a cuatro o cinco éxitos mundiales como Buena Vista, el fenómeno Michael Moore o «Ser y tener», la película francesa de Nicolas Philibert, alcanzaron una audiencia sólida (…) pero son (casos) aislados», añade.
«Creo que el documental es un género mucho más frágil que la ficción (…) Muchas veces el portavoz de la idea central es una persona normal, no es un actor, sin el carisma ni la fuerza de un actor importante. Es un género que requiere un marco adecuado para disfrutarlo mejor», concluye.