La historia tiene su origen en 1935, cuando Guillermo Larregui, emigrante pamplonés, aceptó el desafío de unos amigos y a sus 50 años se dispuso a batir el récord de kilómetros empujando una carretilla. La experiencia despertó gran atención en los medios argentinos, más aún cuando la resolución de Larregui le llevó a recorrer los más de tres mil kilómetros que separaban la ciudad de Comandante Luis Piedra Buena -en la patagónica provincia de Santa Cruz, extremo sur del país- de la capital federal. En una época de dura crisis social y económica, Larregui se convirtió en ejemplo de voluntad, valor y también cabezonería, en paradigma del carácter vasco para los argentinos de la época.

Carretilla y tenacidad

Setenta años después de la hazaña la cámara de Roberto Arizmendi siguió los pasos de otro vascoargentino, el joven Martín, que inspirado por la hazaña de Larregui se planteó el reto de emularlo. El viaje de Martín recorrió los inmensos y desolados paisajes de la Patagonia, encontrándose con los argentinos de a pie, camioneros, turistas, parroquianos y hombres del campo.

Era un trayecto más corto, de 100 kilómetros, pero su aventura sirvió a Arizmendi para contar ambas historias y trazar paralelismos entre la Argentina de Larregui y la situación económica y social actual.