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Cargando... Sinopsis

El dueño de Zanón, un italiano que comenzó a hacer negocios durante la última dictadura militar y los continuó durante todos los gobiernos democráticos, decidió dejar sin trabajo a más de la mitad de sus empleados con el argumento de siempre: la crisis del país. Según sus términos, o se reducía drásticamente el personal o la fábrica cerraba. En octubre de 2001, los obreros de Zanón tomaron la decisión de continuar produciendo sin patrón. Los resultados económicos fueron exitosos (aumento de la facturación, creación de nuevos puestos de trabajo) y los alcances políticos de lo que parecía una aventura, más amplios de lo que pueda pensarse. Incalcaterra registra la organización de los obreros dentro de la fábrica y la evolución de la disputa legal fuera de ella. La autogestión no parece ser una mala idea, después de todo.

DESCARGAR desde emule «Fasinpat -Fábrica sin Patrón- (2004)»

Daniele Incalcaterra: director de «Fábrica sin patrón»
Entrevista de ANUSCHKA SEIFERT y BRUNO GELLER

es un realizador italiano comprometido con diversos problemas que atraviesan la realidad argentina. Ha vivido en Argentina en varias ocasiones y en Rusia, y ha filmado documentales en diferentes países. Recientemente ha terminado de filmar FASINPAT (Fábrica sin patrón), un documental en el que relata la historia de la fábrica Zanon, apropiada por sus trabajadores, que rechazaron la idea de ser despedidos durante la crisis argentina. Han logrado no sólo sacar adelante la fábrica, sino que además crearon nuevos puestos de trabajo y llegaron a ser trescientos diez trabajadores. Un claro ejemplo de autogestión exitosa aplicada por los obreros. Una de las tantas cualidades de este documental es que D. Incalcaterra tiene el don de que los protagonistas se olviden de la cámara y por lo tanto actúen con naturalidad.

[i]¿Cómo llegaste a la decisión de contar la historia de FASINPAT? ¿Qué historia querías mostrar?[/i]

FASINPAT es una parte de un largo viaje por el interior del país -durante los meses que precedieron a las elecciones presidenciales de 2003 en Argentina- con una camioneta, acompañado por un ingeniero de sonido y un editor que, con una computadora portátil, premontaba las secuencias. Una libertad de movimientos que me ayudó a escoger las etapas para rodar la película. ¿Qué pasó? Es la pregunta que todos nos hacemos. ¿Cómo es posible que hayan llegado a esto? Que el «alumno modelo» del neoliberalismo se haya transformado en la manzana podrida, el marginal sin remedio a quien es preferible evitar.
El declinar del sistema político, la lenta pero inexorable desaparición del Estado del territorio y los centenares de kilómetros que separan los centros habitados entre ellos y generan una proliferación de modos de vida experimentales. Permiten la creación de enclaves de libertad, de zonas autónomas, anárquicas. Son zonas donde los individuos se juntan para resolver sus problemas más inmediatos, y al mismo tiempo crean espacios de libertad, de lucha, de nuevas ideas. Estamos hablando de zonas que van a tener un breve periodo de vida, que con el tiempo van a ser destruidas, pero que dejarán nuevas semillas que se desarrollarán en otros lugares, en otros momentos.

[i]Has hecho una serie de documentales en Argentina y actualmente estás realizando uno acerca de los mapuches en Neuquén. Teniendo en cuenta que eres italiano, ¿por qué tienes una relación tan fuerte con lo que sucede en Argentina?[/i]

En el 69, cuando entré por primera vez en el puerto de Buenos Aires, tenía quince años. Llegaba de Moscú, donde viví los primeros cinco años de la era Brezniev. En Argentina encontré a los generales al mando. En el 73, cuando Perón volvió por tercera vez a la presidencia de la república, era un joven universitario. Durante los «años de plomo» de la dictadura militar vi desaparecer amigos. Fue con la violencia con lo que empezó a instalarse el nuevo plan económico neoliberal.
Cuando, con el Gobierno del radical Raúl Alfonsín, empezaron los juicios contra las juntas militares, vivía en París y estaba realizando mi primera película. Volví a Buenos Aires en el 92, con la necesidad de entender qué había pasado durante los años de sangrienta dictadura. Filmé una película sobre una joven en busca de sus padres desaparecidos, quienes gracias al trabajo de un equipo de antropólogos forenses fueron encontrados en una fosa común junto con otros trescientos. Mientras tanto los responsables de las atrocidades eran puestos en libertad gracias al indulto decretado por el presidente Menem, según el cual, la reconciliación era necesaria para abrir la sociedad argentina a una nueva etapa.

[i]¿De qué manera la realización del documental FASINPAT provocó cambios en ti como ser humano?[/i]

Dadas las grandes distancias por recorrer, el dispositivo que imaginamos para el rodaje es una 4X4 y una móvil home, con un sistema de edición móvil.
El equipo estuvo compuesto por un asistente, un ingeniero de sonido y un editor que preeditaba las secuencias filmadas durante el día.

Este dispositivo ligero permitía tener una visión de la construcción de la película, día a día, y reaccionar rápidamente para encontrar soluciones relacionadas con la narración.

En todo caso lo que más me impactó fue encontrar en los obreros de Zanon lo que en muchos textos y teorías se disertó sobre la clase obrera. Ver con mis propios ojos que la autogestión funciona gracias al elevado grado de conciencia que existe entre los obreros, y que todo esto no son meras teorías.

[i]¿Cómo lograste entrar a filmar dentro de la fábrica?[/i]

Un día llegamos a la fábrica en Neuquén, donde encontré un obrero. Le pedí si podía filmar en el interior, él me contestó que tenía que consultarlo con los compañeros. Unos días después tuve el OK de los obreros. Y así se empezó el rodaje.

[i]¿Qué estrategias desarrollaste para la difusión de este documental y qué importancia política puede llegar a tener?[/i]

El documental fue presentado en distintos festivales internacionales, y en general lo que me pasó en las proyecciones es que en Europa se quedaron impactados por la historia de estos obreros. «¡Es posible la autogestión en esta realidad globalizada del mercado!» fue la reacción más destacada del público. En relación con Argentina, como casi siempre pasa, los buenos ejemplos no son conocidos y en general los obreros son mucho más conocidos en el extranjero que aquí, espero que con la difusión del film, a mediados de agosto, esto vaya cambiando.

[i]¿De qué trata el documental que estás haciendo sobre los mapuches y qué relación podrías establecer entre este documental y FASINPAT?[/i]

Fundamentalmente el tema de la película sobre los mapuches es el territorio, cómo es utilizado. Estos antiguos habitantes tienen una relación cosmológica y de profundo respeto, el territorio es parte esencial para el desarrollo de su cultura; ellos son parte del territorio, no son sus dueños.
No son propietarios y aún menos pretenden tener una relación que rompa con el equilibrio natural de las cosas, «nosotros somos parte del territorio como cualquier otro elemento». El problema es que la mayoría de las comunidades están asentadas en los más ricos yacimientos de gas y petróleo del país. Y son justamente éstos los territorios que las más grandes multinacionales anhelan explotar (sobre todo la Repsol). Hoy los mapuches se encuentran en la primera línea de este conflicto.

[i]¿Tienes en mente otro proyecto de documental para el futuro?[/i]

No, por ahora con el de los mapuches tenemos bastante para hacer.