La historia de los maestros y maestras que fueron apartados de la docencia por el franquismo bajo la acusación de «desafectos al régimen» es el argumento del documental «La escuela fusilada», escrito y dirigido por el cántabro Iñaki Pinedo y el leonés Daniel Álvarez, que se rueda actualmente en tierras castellanas. La realización corre a cargo de Jesús Calvo y Xulio Nogueira, mismo equipo responsable del documental «Marea» que denunciaba los efectos del petrolero Prestige en Cantabria.


«La escuela fusilada» cuenta con testimonios de familiares directos de maestros fusilados y de docentes que fueron depurados o que tuvieron que exiliarse como consecuencia de la Guerra Civil. Casos de Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña o Madrid, suponen hasta el momento la espina dorsal del proyecto, que prevé finalizar la fase de grabación durante el presente año.

El rodaje está permitiendo vivir momentos de gran emotividad, como el reencuentro de Paulino Rodríguez, un maestro republicano represaliado por el franquismo, con sus antiguos alumnos. El hecho tuvo lugar en la localidad leonesa de Villafeliz de Babia, donde realizaba su labor docente hasta que la sublevación militar del 18 de julio de 1936 le obligó a huir a Asturias tras comprobar la suerte que corrieron muchos de sus colegas, que fueron fusilados. Paulino Rodríguez, que actualmente tiene 92 años y vive en Oviedo, no había vuelto a ver a muchos de sus antiguos pupilos de Villafeliz desde hacía casi 70 años.

La noticia de que el «señor maestro» estaba en el pueblo con un equipo de grabación corrió como la pólvora y en pocos minutos se vio rodeado por un grupo de octogenarios que habían asistido a sus clases durante los años de la República. «La primera desgracia que trajo la Guerra Civil a este pueblo fue perder a este maestro», manifestaban emocionados sus alumnos y alumnas.

El maestro de Villafeliz nació en el pueblo leonés de Candemuela en 1912 y heredó la vocación docente de su padre. Durante la contienda civil Paulino Rodríguez, que aún se define como un hombre con ideales republicanos, alcanzó el grado de capitán de artillería y fue destinado a la defensa de San Pedro del Romeral, cerca del puerto de El Escudo. Tras la caída del frente norte, en octubre de 1937, fue apresado por las tropas italianas que combatían con Franco y sometido a un consejo de guerra que le condenó a muerte. Tras 21 meses de angustia, la pena máxima le es conmutada por 30 años de cárcel, de los que acabó cumpliendo nueve. Durante su periplo carcelario conoció al dramaturgo Antonio Buero Vallejo, con el que mantuvo amistad hasta su muerte en el año 2000. La Comisión Depuradora Provincial de León le apartó con carácter definitivo de la docencia y sólo tras la amnistía de 1977 pudo reintegrarse al magisterio. Después de casi 40 años, Paulino volvió a pisar una escuela nacional en la localidad asturiana de Mieres, destino en el que le llegó la jubilación.