Hoy se estrena «La historia del camello que llora» un documental de la directora mongol, Byambasuren Davaa, y del italiano, Luigi Farlonique, que narra las desventuras de una familia de nómadas desesperada cuando una camella rechaza a su recién nacido después de un parto difícil. Sin su leche materna, el pequeño no sobrevivirá, así que, conforme a un ritual, llaman a un músico para que consiga que el animal se haga cargo de su cría tras obligarle a llorar de pena por su mal comportamiento.
Sinopsis.
Primavera en el Desierto de Gobi, al Sur de Mongolia. Una familia de pastores nómadas ayuda a los nacimientos de su manada de camellos. Uno de los camellos tiene serias dificultades para dar a luz, pero, con la ayuda de la familia, consigue alumbrar a su cría, un camello diferente a los demás de color blanco. A pesar de los esfuerzos de los nómadas, la madre rechaza al recién nacido, negándole su leche y amor maternal.
Cuando parecen haber desaparecido todas las esperanzas, los nómadas envían a sus dos hijos a un viaje por el desierto, en busca de un músico.
Finalmente un violinista es llamado al campamento para llevar a cabo un ritual impresionante. El arcaico sonido del violín unido al canto melódico de una de las mujeres llega al corazón de la madre de la cría: cuando le vuelven a traer a su recién nacido, rompe a llorar y le da la leche que necesita para sobrevivir.
Los directores se inspiraron en el estilo del documental de Robert J. Flaherty («Nanuk, el esquimal») , recrearon una serie de acontecimientos para cumplir sus objetivos. Ambos filmaron, incansablemente, acontecimientos espontáneos para la historia del bebé camello y de su madre, y además optaron por recrear ciertos momentos en la vida cotidiana de una familia mongola. Uno de los esos momentos nos muestra el conflicto de un joven entre sus deseos de una vida más moderna y occidental y la vida en familia. La película crea un contraste entre los dos, mostrandonos al muchacho a escuchando las fábulas tradicionales en la tienda de su familia, y soñando con la posesión de una televisión.