Marcelo Piña (chileno) y Nelson Soza, radicados hace 12 años en Estados Unidos, se proponen realizar un documental que cuente una historia diferente, relatando las dificultades y los triunfos del combinado palestino, que representa a un pueblo bajo la ocupación y que quiere ver a su equipo en Alemania 2006.
El fútbol es pasión de multitudes. Su lenguaje es universal. Es el deporte que reúne a millones y millones de personas en el mundo. Se juega en lugares tan disímiles como recónditos: bajo la lluvia, en la altura, o con temperaturas insoportablemente calurosas. Unos lo practican en grandes estadios; otros en algunos metros de tierra con una pelota a punto de desarmarse.
Da lo mismo cómo y dónde se juegue, pero quizá el deseo de la mayoría es ser profesional. Por eso en cada rincón de la tierra existen niños y jóvenes que patean una y otra vez el balón con la esperanza de alcanzar su sueño.
A poco más de un año que se inicie el Mundial de Fútbol en Alemania, ya son muchas las selecciones nacionales que están jugando las clasificatorias para obtener un cupo en la máxima cita deportiva. Como siempre, los países que más suenan son Francia, Holanda, Brasil, Argentina y España, entre otros. Pero cuando se escuchan naciones como China, República Checa o Camerún, surgen las dudas sobre las capacidades futbolísticas de estas representaciones.
Pero aún más, cuando en los diarios se lee escuetamente que hay una selección Palestina jugando las eliminatorias para el Mundial de 2006, parece surrealista. Y lo es. Porque es difícil imaginar a un grupo de jóvenes oriundos de Palestina más otros de la diáspora, luchando contra toda las dificultades políticas, sociales y económicas con el único fin de jugar fútbol en nombre de su patria.