Los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CAA o CCAA) (en euskera Komando Autonomo Antikapitalistak) fueron una serie de organizaciones armadas activas en el País Vasco y Navarra durante el final de la década de 1970 y el principio de la de 1980. Surgieron a partir de grupos de carácter asambleario e inspirados en el movimiento autónomo, unidos a una escisión de los comandos Bereziak de ETA (pm), por lo que fueron definidos en su día como la escisión ácrata de ETA.
Tras su acción de mayor repercusión, el asesinato del senador socialista Enrique Casas en 1984, desaparecen en los años siguientes fruto de la acción policial y de las propias discusiones que se producen en su interior, imbuidas en parte por las críticas que les manifiestan ETA y su entorno político-social. Los Comandos Autónomos Anticapitalistas desaparecieron sin un comunicado oficial de disolución.
Pasaiko sarraskia – Emboscada de Pasaia.
La emboscada en Bahía de Pasaia, en la bocana del puerto donostiarra de Pasai Donibane (Pasajes de San Juan), el 22 de marzo de 1984, supuso el golpe más duro y casi definitivo a los CCAA (Comandos Autónomos Anticapitalistas). Asesinaron a Pelu, Pelitxo, Txapas y Kurro, cuatro activistas autónomos de los cinco que habían salido de Iparralde (de la otra orilla situada en Euzkadi norte) en una lancha neumática, en una matanza diseñada premeditadamente por el Estado y sus cuerpos represivos. Pelu y Pelitxo cayeron en el primer ametrallamiento efectuado por la policía sobre la lancha que los transportaba en el moemento de llegar al lugar acordado. Los tres restantes, Kurro, Txapas y Joseba, fueron retenidos por miembros del Cuerpo Superior de Policía en las rocas situadas en el punto de llegada. Al poco tiempo, Kurro y Txapas fueron fusilados en el mismo lugar en presencia del tercero. Sólo sobrevivió Joseba Merino, que se convertiría en el único testimonio de los hechos. La emboscada fue diseñada con premeditación, utilizando como cebo a Rosa Jimeno, una compañera conocida del entorno antirrepresivo, que fue secuestrada por la policía y obligada a concertar la cita bajo torturas y amenazas de muerte.
Los sucesos en Bahía de Pasaia se enmarcan en el contexto represivo y de guerra sucia que alentó el gobierno del PSOE con el desarrollo y la aplicación del Plan Especial para la Zona Norte (plan ZEN). Este plan constaba de un aspecto oficial (establecer lazos entre los partidos democráticos para acabar con los enemigos y posibles enemigos del Estado; asignar grandes partidas presupuestarias a las fuerzas de seguirdad y ahogar la financiación de colectivos disidentes; aumentar el número de efectivos policiales con el pretexto de la seguridad ciudadana; evitar expropiaciones bancarias y de grandes superficies; fomentar la seguridad privada; elaborar leyes antiterroristas; creación de la Audiencia Nacional; etc) y de otro aspecto extraoficial (diseñar una estrategia que aunara el caos de las acciones de grupos paramilitares como Antiterrorismo-ETA, Grupos de Intervención Nacional, Alianza Apostólica Anticomunista o Batallón Vasco Español, que desembocó en la creación de los Grupos Antiterroristas de Liberación o GAL). Un Comando Autónomo, por las impunes acciones del GAL y la evidencia de la responsabilidad de cargos del PSOE en su organización, decide atentar contra uno de los cargos del PSE. El objetivo elegido es Enrique Casas Vila, secretario de organización y miembro de la Junta de Seguridad del País Vasco. La muerte de Casas se convirtió en cuestión de Estado. La izquierda abertzale achacó el atentado a la guerra sucia y eliminó políticamente a los Comandos Autónomos dando carta blanca a la represión. García Damborenea, secretario general del PSOE en Bizkaia, ya había vaticinado tras las amenazas por la implicación de su partido en el GAL que «las agesiones se pagarían cinco a uno». Los Comandos Autónomos Anticapitalistas estaban debilitados y acababan de escindir su coordinadora, la realidad asamblearia de la que surgieron estaba en decadencia, lo que facilitó la acción prepotente de las fuerzas de seguridad.
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