«15 días contigo» es una película de corte social dirigida por Jesus Ponce que retrata el mundo de los sin-techo de forma real, sin imágenes sórdidas y sin juzgar a los personajes. Protagonizada por Isabel Ampudia y Sebastián Haro, la película fue pre-estrenada ayer en Bilbo.
En 1992, Jesús Ponce se dispuso a fotografiar Sevilla. No la Sevilla de la Exposición Universal, ni la Sevilla de los turistas. Se sumergió en la ciudad para adentrarse en el mundo de los sin-techo, desplazados entonces de los lugares visibles, pero no por ello inexistentes. Durante aquel reportaje conoció gente y un modo de vida que le marcó lo suficiente como para escribir un guión que, años después y tras rodar varios cortos, se ha convertido en largometraje. «Me llamó la atención que, aún viviendo en la calle, todos tenían su lugar, su rutina y su horario. Y los que tenían pareja vivían las mismas situaciones que las demás, sólo que en su dormitorio de cartón».
Sinopsis
Producida por Bainet Zinema (vasca), Jaleo Films (andaluza) y Bailando en la Luna (madrileña).
Isabel acaba de recuperar su libertad, y sólo tiene una cosa clara: no piensa volver a perderla. Por ello no quiere volver a relacionarse con nada que tenga que ver con su pasado reciente.
La aparición en su vida de Rufo, un viejo amigo, supone una contradicción, ya que este le proporciona la compañía, el afecto y la experiencia de saber sobrevivir, a la vez que siente que es el compañero de viaje que menos le conviene, estableciendo con él una relación en la que no se sabe quién se apoya en quién.
Despertarse, ir a ganarse la vida a diario y compartir la intimidad es lo común en las personas, incluso en las que no tienen techo. Esta casa sin paredes no es tan diferente a las de las personas corrientes. Lo importante es quién las habita.
Según el director: «La idea era aproximar estos personajes a la gente, porque normalmente no nos gusta demasiado verles. No son de fiar, son como son, pero yo he tratado de evitar la moralina. No era mi intención mandar ningún mensaje a la sociedad. Es una historia que yo tenía dentro y me apetecía contarla».
Pese a la dureza de lo que filma, Jesús Ponce evita las imágenes sórdidas. «Prefiero mostrar siempre el minuto siguiente. Estamos inmunizados a la brutalidad visual; resulta más efectivo ver lo que sucede después del asesinato». El realizador andaluz deja un final abierto a varias interpretaciones. «Es un final que es un consuelo, que es es mejor que nada, pero no es lo más deseado». Trabajada desde la naturalidad, y aunque no es una historia localista, los actores hablan en un andaluz «inteligible». «Transcurre en Sevilla y lo natural es hablar como lo hacen allí, si no, te cargas la historia», dice al respecto Isabel Ampudia, que tuvo que aprender el acento hablando con la gente de la calle.
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