Patricio Guzmán nació en Santiago de Chile en 1941 y vivió de cerca y con ilusión el Gobierno de Salvador Allende, hasta el golpe de estado del 11 de setiembre de 1973. Aquella época marcó su vida y ha realizado varios documentales sobre ese tema, el último «Salvador Allende», vista en Cannes y en Donostia -sección Zabaltegi-, sigue la vida del político que lideró la revolución pacífica del pueblo chileno, desde su infancia hasta su muerte, el 11 de setiembre de 1973, alternando imágenes de aquella época y entrevistas actuales.
Títulos como «La batalla de Chile (I, II y III)» o «Chile, la memoria obstinada» son una prueba del trabajo de Patricio Guzmán por recuperar una época de Chile que ha caído en el olvido, o que más bien ha sido sepultada tras el golpe de estado.
Llama la atención que «Salvador Allende» sea una coproducción en la que participan varios países, pero no Chile.
El año pasado pedí una beca a la fundación estatal Chilena Fondart, la Fundación para el Desarrollo de las Artes, pero la rechazaron, no me dieron un centavo, y ninguna empresa productora con la que conversé se interesó en coproducir, por lo tanto, la película es francesa, con aporte español, belga, alemán y mejicano. Tampoco el embajador chileno estuvo en el estreno de Cannes, y aquí al Festival de San Sebastián tampoco vino ningún diplomático.
¿Por qué cree que ocurre eso?
El presidente Ricardo Lagos es una persona culta, creo que es un buen presidente, pero que en el aspecto de la memoria histórica no ha hecho nada. O ha hecho poco. Y yo creo que cultivar la memoria histórica rejuvenece y da a los jóvenes una perspectiva sobre su patria, sobre lo que pasó, que de otra manera nunca van a tener.
¿Ha hecho la película para las generaciones que no conocieron aquella época y que ahora no encuentran información sobre Salvador Allende?
Sí, sobre todo para la juventud. Evidentemente, la película será vista por mi generación y por los que tienen 40-50 años, pero la gente más entusiasta que hay en Chile por estos temas son los jóvenes. Seguro que ellos van a llenar las salas de cine y son los que van a impulsar la película porque con «;La batalla de Chile pasó lo mismo»;. Las pocas exhibiciones que ha habido en Chile se han llenado de jóvenes.
Se acerca usted a la figura de Salvador Allende de una manera muy personal, es un documental muy próximo, que en ningún momento opta por la distancia que se suele emplear en aras de la objetividad.
La objetividad es un concepto periodístico, no artístico. Yo creo que el documentalista no es un testigo desapasionado que permanece al margen, sino que es un testigo que se involucra, y mientras más lo haga mejor porque eso da fe de su apasionamiento por el tema. Cada cual tiene su punto de vista, imaginar que uno no lo tiene es un absurdo. Creo que la subjetividad, el hablar en primera persona, da una dimensión más atractiva y más justa con el tema y con el público, sin duda. Luego tienes que tratar de ser verosímil, que tu discurso sea creíble, porque si pierdes credibilidad la gente te abandona.
Habla con gente que conocía a Allende, pero no con cargos de la época. ¿Por qué?
A mí me gusta hacer películas con gente normal porque estos ciudadanos comunes y corrientes suelen tener opiniones más atractivas que algunos personajes públicos que ya te dicen un discurso estereotipado y no conmueven a nadie.
¿Alguien se negó a hablar?
No, todo lo contrario, todo el mundo fue muy colaborador y me regaló su tiempo.
¿Cómo fue el trabajo de documentación?
Fue lento, pero encontré una película muy interesante del holandés Joris Ivens sobre el tren de la victoria, encontré los planos del bombardeo de La Moneda de los cineastas alemanes Heynowski y Scheumann, y también encontré la entrevista al embajador estadounidense en Chile gracias a un gran amigo mío que vive en Montreal, el documentalista Patricio Enríquez. Le compré los derechos y es la primera vez que esta entrevista sale a la luz pública.
Es un hallazgo que funciona muy bien como contrapunto.
Exactamente, es el gran contrapunto de la derecha, para contrarrestar el izquierdismo de las ideas de la revolución allendista.
¿Conocía la entrevista?
No, fue una de las sorpresas agradables de la fase de documentación. Tuvimos una desagradable cuando nos pusimos en contacto con el archivo de las Naciones Unidas para conseguir todo el discurso de Allende, una pieza única y extraordinaria, y resulta que la perdieron, alguien no la devolvió. Yo conseguí pedazos, y por suerte también ese en el que habla de las transnacionales.
¿Qué opina del auge que está viviendo el género?
Estamos pasando por una moda y nos favorece porque hemos logrado un espacio en el Festival de Cannes, en San Sebastián o en Venecia, pero en general creo que nuestro mundo es modesto. Nuestros salarios son bajos, terminar una película documental es largo y lento, pero existe y muestra lo que la televisión no hace. La información que da, por ejemplo, «;Salvador Allende»; no la encuentras en ninguna parte, ningún programa de televisión va a dedicarle ese espacio, esa lentitud en los planos que son los que hacen comprender un tema. Nosotros recuperamos el ritmo de la vida, y la vida es muy lenta. –
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Sobre el director, Patricio Guzmán
Patricio Guzmán nació en Santiago de Chile en 1941. Se sintió atraído por el cine documental en su adolescencia, hacia 1960. En esos años vio algunas películas de Chris Marker, Frédéric Rossif, Louis Malle, etc. Luego estudió cinematografía en el Instituto Fílmico de la Universidad Católica de Chile y, más tarde, en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, donde obtuvo el título de director-realizador en 1970.
En 1971 dirigió su primer largo documental, «El primer año» (sobre los primeros doce meses del gobierno de Allende), que se estrenó ese mismo año en las salas comerciales de Chile. El cineasta francés Chris Marker, que estaba de paso en Santiago, le ofreció estrenar el filme en Francia y Bélgica.
Dos años más tarde, este cineasta volvió a prestar otra valiosa ayuda a Guzmán cuando le proporcionó los rollos de película virgen para filmar «La batalla de Chile» (una trilogía documental de cuatro horas y media sobre el último año de Allende). El rodaje de este filme se prolongó hasta el mismo día del golpe de Estado. A partir de ese momento, Guzmán estuvo preso en el estadio nacional de Santiago por espacio de quince días. Cuando pudo recuperar la libertad se llevó todos los rollos hasta Europa. Allí empezó a buscar, junto con Chris Marker, los medios económicos para montar la película. La ayuda llegó desde el Instituto Cubano de Cinematografía (ICAIC), que mantenía buenas relaciones con Marker. Entonces Guzmán viajó hasta La Habana y terminó la película varios años más tarde.
«La batalla de Chile» ganó seis grandes premios en Europa y América Latina. Fue distribuida en las salas comerciales de 35 países. La revista norteamericana Cineaste la definió como «uno de los diez mejores filmes políticos del mundo».
Después, Guzmán siguió haciendo documentales en España y Francia. En 1987 realizó «En nombre de Dios» (Gran Premio, Florencia 1987), sobre la lucha de la Iglesia católica chilena en favor de los derechos humanos. Entre 1990 y 1992, dirigió «La cruz del sur» (Gran Premio, Marsella 1992), sobre la religiosidad popular en América Latina. En 1995, tocó el turno a «Pueblo en vilo», sobre la memoria histórica de una aldea mexicana.
En 1997, el director presentó «La memoria obstinada» (Gran Premio, Florencia 97), sobre la amnesia política chilena. En 1999, «La isla de Robinson Crusoe», sobre la isla chilena del mismo nombre. En 2001, «El caso Pinochet», sobre el juicio contra el ex-dictador en Londres (Gran Premio, Marsella 2001). En 2002, realizó «Madrid», sobre la capital de España, y, finalmente, en 2004, «Salvador Allende», largometraje seleccionado en la Sección Oficial del pasado Festival de Cine de Cannes.
Además, Patricio Guzmán es profesor de cine documental en algunas escuelas de Europa y América Latina. Ha sido jurado en numerosos certámenes, y fundador del Festival Documental de Santiago, que realiza con la ayuda de un grupo de jóvenes desde 1997.
Filmografía seleccionada de Patricio Guzmán
«Salvador Allende» (2004)
«Madrid» (2002)
«El caso Pinochet» (2001)
«La isla de Robinson Crusoe» (1999)
«Chile, la memoria obstinada» (1997)
«Pueblo en vilo» (1995)
«La cruz del sur» (1992)
«En nombre de Dios» (1986-1987)
«La batalla de Chile I, II y III» (1973-1979)
«El primer año» (1971)
[…] nde y a cientos de perseguidos tras el golpe. Podeis leer una entrevista al director aquí: entrevista […]